Tras
este período de familia, amigos, comidas y descanso volvemos a la carga con
energía renovada. Me encanta la Navidad, pero también es un tiempo en el que me
desubico por completo. Tan pronto estoy en medio de una gran celebración como
al día siguiente trabajando sin saber dónde me he dejado la concentración y así
mucho no cunde, la verdad.
También
es un tiempo en el que aprovechas para desconectar de tanta arquitectura, que
apasionante es, pero de vez en cuando hay que reiniciar la cabeza para volver
con fuerza. Y en esa semana de parón cerebral me encontraba cuando abrí un
tweet sobre la Ley de Servicios Profesionales. ¡No me lo podía
creer! Un Anteproyecto de Ley en el que se abre la veda para que ingenieros (con competencias en edificación)
puedan proyectar y dirigir obras de edificios residenciales, culturales,
docentes o religiosos. No tengo nada contra los ingenieros, de veras, de
hecho trabajamos mano a mano en los proyectos, pero como dice el refrán: Zapatero a tus zapatos, así que no
mezclemos competencias y hagamos cada
uno lo que mejor sabemos hacer.
La
arquitectura es el arte de proyectar y ordenar una realidad al servicio de las
personas que van a habitarla. Los conocimientos técnicos son imprescindibles
pero necesariamente acompañados en igual o mayor medida de una formación
humanística que te prepara para relacionar esos espacios con el entorno donde
se ubican, para comprender cómo han de habitarse esos espacios y para favorecer
y cultivar con ellos las diversas formas de encuentro. Por tanto es algo más
que meras competencias en edificación. Como en todas las
profesiones, que la nuestra no se libra, hay buenos y malos profesionales, pero
por favor seamos responsables y luchemos en pro de una arquitectura mejor en
vez de potenciar el intrusismo laboral.
La
Arquitectura son nuestras ciudades, nuestros edificios, nuestras casas y el
interior de nuestras casas… y eso se plasma a diario en nuestra retina, influye
en nuestra forma de vivir y convivir. Tiene un carácter social, humano y funcional
que va mucho más allá de lo que imaginamos y debemos tomárnoslo en serio y comprometernos
con ello.
La
verdad es que me hubiera encantado comenzar el año con un post poético sobre la
Navidad, o hablando sobre las expectativas de este 2013, que son elevadas, pero
no puedo pasar por alto esta falta de criterio político ante nuestra profesión.
Y por supuesto no dejo de preguntarme qué intereses hay detrás de todo esto, porque
el de “hacer mejor las cosas” lamentablemente
no está entre ellos...
Cristina _ACGP Arquitectura
Cristina _ACGP Arquitectura
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