Hoy no voy a hablar de una bodega sino
de la historia de unos vinicultores. Una pareja joven que hace ya unos cuantos
años emigró de la capital hacia tierras burgalesas en busca de un sueño. Dos personas que, al igual que nuestro estudio u otros tantos negocios, creen en lo
que hacen porque no les da miedo ni el trabajo ni el esfuerzo ni la lucha, si
detrás hay algo que de verdad merece la pena. Y lo hay. Unos excelentísimos
vinos nos confirman que ellos son buenos, que saben lo que hacen y que lo
hacen muy bien.
El vino siempre les ha apasionado y no me extraña, porque el mundo del vino engancha ¡y de qué manera...! Eran jóvenes y tenían muchísima energía, determinación y entusiasmo, así que, en un momento dado, se dieron la oportunidad de abandonarlo todo y empezar prácticamente desde cero. Cogieron sus cosas y cambiaron la gran ciudad por un pequeño pueblo de apenas 200 habitantes y dejaron atrás la vida rápida para dar paso a la consciencia del tiempo y el silencio... ¿Y todo esto para qué? Pues para dedicarse a elaborar vino en todo su proceso completo: de la tierra a la copa, y que tiempo después brindemos con esas copas y seamos un poco más felices.
Un bravo por ellos, por su sueño, su valentía y su excelente trabajo. Porque ahora los demás disfrutamos del resultado: dos vinos de la Ribera del Duero con personalidad propia llamados Magna Vides y Súbito o Súbito y Magna Vides, como quieran, pero quédense con los nombres porque llegarán lejos. Seguro.
Yo tengo debilidad por el Magna Vides, lo reconozco, porque cuando lo descorchas aparece un olor a violeta que me encanta y que no había encontrado hasta ahora en otros vinos. Además es muy suave en boca pero su sabor permanece durante mucho tiempo. Es un vino elegante y redondo que engancha a quien lo prueba. Y Súbito es más joven y fresco. Presenta un olor afrutado y potente que llena la nariz e invita a beberlo, y es intenso en boca pero sin perder su ligereza. En definitiva dos vinos diferentes para acompañar buenos momentos.
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Magna Vides |
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Estuche de Magna Vides |
Un proyecto personal guiado por la autenticidad, el estilo propio y la creatividad. Su apuesta es una producción pequeña y muy cuidada de viñedos centenarios. Han dedicado mucho tiempo a estudiar y comprender cada suelo, cada vid, majuelo y clon para captar la esencia de la tierra y trabajar con ella. Y de esa esencia y mucho trabajo salen estos vinos tan ricos. ¡Enhorabuena y gracias!
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Pablo y Andrea - Marzo de 2009 |
Bien captada la esencia de este proyecto alucinante... y preciosas fotos!
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