Hay
visitas que saben a final, a camino ya recorrido con la meta a la vista.
Son visitas agridulces y paradójicas. Dulces por la colocación de la guinda que
da pie a otros a saborear lo que has hecho, y agrias por la desazón que nos
provoca soltar amarras. Acabamos de realizar dos diferentes, una en Madrid y
otra en Burgos, y ambas con el común denominador de esa mezcla de satisfacción
y melancolía. Y siempre es igual: ni aprendemos ni nos acostumbramos, sencillamente
lo aceptamos como parte del proceso, dada la implicación emocional que dejamos en
cada hogar.
Yo no sé cómo lo hacen los actores exactamente con
sus papeles, pero siempre asemejo parte de nuestro trabajo al teatro o al cine. Al fin y
al cabo ponen un proyecto en nuestras manos y comenzamos a analizar cómo son
las personas que han de disfrutar ese lugar, qué hábitos tienen, cómo piensan, qué les
gusta… Desmenuzas a los personajes al máximo para poder meterte en su piel y
transformar en espacio aquello que quieren. Todo un desafío apasionante.
Materializamos lo intangible para generar hogares, que no sólo casas, y eso es
precioso.
Es el último viaje, la última visita,
la entrega de llaves y el cierre de carpeta. Pero cierto es que cuando nosotros
salimos entran ellos con sus ilusiones, expectativas y proyectos, por eso el The End, a pesar de que llega, te deja
una sonrisa.
Cristina _ACGP Arquitectura
![]() |
Tiempos Modernos |
No hay comentarios:
Publicar un comentario